Imagina un mudo sin ceros.
Un mundo sin cero sería un caos, un ordenador sin ceros no podría funcionar, te levantarías siempre tarde ya que nunca sabrías si son las 7.00 o las 00.07, las luces no se podrían apagar ya que en los interruptores a desaparecido el “off” o “cero” a causa de esto tendrías que comprarte un antifaz si te molesta la luz para dormir pero, ¿esto costaría 0,50 o 500 euros?
Pensando en esto nos damos cuenta de lo importante que ha sido el descubrimiento del número cero.
El cero tuvo una larga trayectoria de comprensión e incorporación a la cultura, primero apareció como concepto de pausa, hasta hace pocos siglos que se instaló como cifra.
Ninguno de los siguientes usos del cero tiene una fácil descripción histórica. No sucedió que alguien inventó las ideas y entonces todo el mundo comenzó a usarlos. También es justo decir que el número cero está lejos de ser un concepto intuitivo. Los problemas matemáticos comenzaron como problemas “reales”. Antes de existir el cero, si tengo que dar de comer a mis tres hijos y tengo tres porciones ¿Cuándo me queda?
Lo primero que hay que decir sobre el cero es que hay dos usos para el cero, ambos extremadamente importantes, pero algo distintos. Un uso del cero es como un número mismo en la forma que lo usamos como 0. El segundo uso es como indicador de lugar vacío en nuestro sistema numérico de valor por posición. Así pues en un número como 2106 el cero es usado para que las posiciones de 2 y de 1 sean correctas. Claramente 216 significa algo bastante distinto.
